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La manteca de karité hidrata y ayuda a proporcionar un efecto antienvejecimiento para la piel.
La manteca de karité tiene amplias propiedades benéficas para la piel y el cuidado de la piel, se encuentra en la grasa de las semillas de los árboles de karité. La manteca de karité tiene un largo legado de uso como ingrediente cosmético, ya que se ha utilizado durante siglos. La alta concentración de vitaminas y ácidos grasos que contiene lo convierte en un fantástico producto para la piel, alisándola, calmándola y acondicionándola.
Los árboles de karité se encuentran en climas tropicales en África oriental y occidental. Las semillas de los árboles de karité contienen granos aceitosos de los que se deriva la manteca de karité. Después de quitar los granos, se muelen hasta convertirlos en polvo y se hierven en agua. La manteca sube a la superficie y luego se convierte en un sólido ideal para uso tópico en productos cosméticos.
La composición química de la manteca de karité es lo que la hace tan beneficiosa. Entonces, ¿qué contiene exactamente?
La manteca de karité se usa típicamente por sus efectos hidratantes. Estos beneficios están ligados al contenido de ácidos grasos del karité, incluidos los ácidos linoleico, oleico, esteárico y palmítico. Esto lo convierte en un excelente ingrediente para calmar la piel seca.
Al aplicar tópicamente el karité, sus aceites se absorben en la piel. Los aceites funcionan "reengrasando" la piel, creando rápidamente humedad y restaurando los lípidos. El karité actúa creando una barrera entre la piel y el ambiente exterior, bloqueando la humedad y reduciendo la sequedad y la piel escamosa.
Los altos niveles de ácido linoleico y ácido oleico se equilibran entre sí, lo que significa que son fáciles de absorber para la piel y reducen el riesgo de que la piel se vea grasosa después de la aplicación.
Los triterpenos en la manteca de karité (que son compuestos químicos naturales) ayudan a minimizar la apariencia de las líneas de expresión finas y dan como resultado una piel más suave y tersa.
